Garzón: El Beckham de los juzgados

Ayer Baltasar volvió a hacer de las suyas. Lejos de amedrentarse por la Ley Orgánica del Poder Judicial que considera falta grave que los jueces dirijan "censuras o felicitaciones" a los poderes públicos, el juez de la audiencia nacional lanzó críticas al gobierno, por lo que el infiere fue una mala gestión del 11-M. Literalmente nuestro juez político dijo que "quizás se nos ha colado por la puerta de atrás este nuevo fenómeno sin que nos hayamos percatado con la suficiente antelación de que estaba sucediendo. Quizás también porque no se ha querido ver o no se ha sabido ver que esto se estaba produciendo. O quizás también porque la envergadura de la afirmación daba miedo hacerla y desvelaba de alguna forma la inoperancia de las instituciones del Estado o incluso la ineficacia de las mismas". No es la primera vez que este juez critica al gobierno Aznar. Así se ausento de su puesto de trabajo, donde ejercía de juez de guardia, para entonar el "no a la guerra". Garzón es famoso por su desproporcionado gusto por las cámaras, la espectacularidad de sus acciones (que suelen acabar en nada por otro lado, debido a sus pésimas instruciones de los casos) y por que en su momento se dejo engatusar por Felipe González, mucho más listo que el, para "limpiar" de corrupción los gobiernos socialistas (una misión imposible para cualquiera que tenga dos dedos de frente). Garzón tiene un ego desproporcionado lo que le produce una ambición sin límites, así como le imposible consiguir una plaza en el tribunal supremo (casí ningún compañero lo aprecia), intenta conseguir una en un tribunal internacional. Garzón ha llegado incluso a reunirse con LLamazares para ver las posibilidades de enjuiciar a José María Aznar por la guerra de Irak, lo que evidencia que sus posiciones políticas (izquierdil hasta la médula) están influyendo en trabajo. El señor Garzón debería dedicarse a encerrar criminales y no contiendas políticas que es para lo que le pagamos todos los españoles.
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