Caffarel y su visión sectaria de los medios públicos
Conforme más conozco a la directora de RTVE, Carmen Caffarel, más miedo me da. Pensaba que tras los bochornosos espectáculos vividos con algunos de sus predecesores (Calviño, Sopena, Iglesias) era imposible alcanzar un grado de manipulación mayor en una democracia. Sin embargo la señora Caffarel me ha demostrado, que todo es perceptible de empeorarse, y prueba de ello son sus últimas declaraciones, completamente terroríficas sobre lo que esta mujer entiende por un medio de comunicación público.
Así la directora de RTVE ha defendido tanto la necesidad de la existencia de una televisión pública como que ésta esté alejada de las luchas partidistas, aunque una radiotelevisión pública no puede ignorar la tendencia mayoritaria de la sociedad tras unas elecciones, debe "mantener una posición de autonomía, de independencia crítica -no de neutralidad- para evitar convertirse en el apoyo más firme del gobierno de turno". Según Caffarel el poder político puede influir en el contenido de la información, pero, a su juicio, "estos condicionamientos en los medios públicos, si es que existen, están legitimados por las urnas" mientras que en los medios privados las influencias "suelen ser difusas, no reconocibles, una mezcla de intereses políticos y comerciales".
Es decir que para la nueva directora del ente público el simple hecho de ganar en las urnas da derecho al partido ganador a manipular a su antojo los medios público ya que los electores la han dado "permiso" para hacerlo.
Esta deleznable idea de hasta donde se extiende la legimitidad de los votos es algo muy típico entre los pensadores de la izquierda. Esta siempre se ha sentido hiperlegitimida para el ejercicio del gobierno, por lo que para ellos ganar las elecciones supone un cheque en blanco para gobernar. Así en esta perniciosa y maquiavélica interpretación del poder de los sufragios, estos permiten a sus gobernantes (eso si, cuando gobierna la izquierda) controlar y manipular el poder judicial, los medios de comunicación o cualquier esfera de poder que les pueda perjudicar.
Desgraciadamente estas ideas legitimistas han calado hondo en la izquierda española (y así ya lo empezado a hacer Zapatero en sus medidas para la judicatura, o como las aplicaron en su momento los gobiernos de Felipe González) y como vemos también en Carmen Caffarel que lo está aplicando "concienzudamente" en el RTVE.
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Así la directora de RTVE ha defendido tanto la necesidad de la existencia de una televisión pública como que ésta esté alejada de las luchas partidistas, aunque una radiotelevisión pública no puede ignorar la tendencia mayoritaria de la sociedad tras unas elecciones, debe "mantener una posición de autonomía, de independencia crítica -no de neutralidad- para evitar convertirse en el apoyo más firme del gobierno de turno". Según Caffarel el poder político puede influir en el contenido de la información, pero, a su juicio, "estos condicionamientos en los medios públicos, si es que existen, están legitimados por las urnas" mientras que en los medios privados las influencias "suelen ser difusas, no reconocibles, una mezcla de intereses políticos y comerciales".
Es decir que para la nueva directora del ente público el simple hecho de ganar en las urnas da derecho al partido ganador a manipular a su antojo los medios público ya que los electores la han dado "permiso" para hacerlo.
Esta deleznable idea de hasta donde se extiende la legimitidad de los votos es algo muy típico entre los pensadores de la izquierda. Esta siempre se ha sentido hiperlegitimida para el ejercicio del gobierno, por lo que para ellos ganar las elecciones supone un cheque en blanco para gobernar. Así en esta perniciosa y maquiavélica interpretación del poder de los sufragios, estos permiten a sus gobernantes (eso si, cuando gobierna la izquierda) controlar y manipular el poder judicial, los medios de comunicación o cualquier esfera de poder que les pueda perjudicar.
Desgraciadamente estas ideas legitimistas han calado hondo en la izquierda española (y así ya lo empezado a hacer Zapatero en sus medidas para la judicatura, o como las aplicaron en su momento los gobiernos de Felipe González) y como vemos también en Carmen Caffarel que lo está aplicando "concienzudamente" en el RTVE.
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4 comentarios
seneca -
Por cierto como liberal me acabo de dar de baja del canal plus por un documental que apoya la dictadura castrista, y tele 5 ya no la veo, animo al resto de la gente, democristianos o liberales, o demócratas de izquierda a que hagan lo propio, en éstos dos canales se defienden las dictaduras y grupos terroristas comunistas como las farc, y después nos quejamos que en el extranjero miren bien a eta, joder, pues como los extranjeros miren tele 5 o canal plus les da un ataque al corazón, es que les gustan todos los grupos terroristas, eso sí, de izquierdas que son superiores moralmente aunque maten y secuestren, dejemos de financiar la infamia.
Dani -
La televisión pública siempre ha sido el "arma-regalo" de ganar unas elecciones para el grupo ganador, desmentirlo es faltar a la verdad, pero tanto para la derecha como para la izquierda.
En todo caso, las declaraciones de Caraffel me parecen una afirmación tan realista (liberéndose de idealismos) ante la propia realidad, como pretende serlo la derecha en este mundo capitalista donde ya no existen idealismos.
Ni para la tele.
A mí me parece que un servicio informativo tiene que, primero, informar tal cual (cosa que, salvo en determinados estratos del país vasco, no existe en España), y luego dar su opinión personal, que no debe faltar en nadie.
Una cosa jamás debe comerse a la otra. Pero tampoco deben faltar las dos.
ashitaka -
"«No me siento apoyada por el Consejo de Administración de RTVE»"...O_O, me quedo de piedra, pero hija de mi vida, como te van a apoyar con esas lindeces que sueltas...
http://www.larazon.es/noticias/caffarel.htm
ashitaka -
Cada vez que lo leo más pasmado me quedo, y esta es la señora tan independiente que nos decia zp??, que justifica la manipulación sólo porque el que ganó lo hizo democráticamente, es de vergüenza que se pueda oír tales palabras, luego decían de urdaci, yo creo que vamos de mal en peor...